sábado, 24 de octubre de 2009

MODIGLIANI SEGÚN M. VICENT

En el título dejo un enlace a un artículo que apareció hoy en Babelia donde Manuel Vicent nos cuenta algunas cosas muy interesantes sobre Modigliani y algunos de sus contemporáneos.

viernes, 23 de octubre de 2009

ENLACE A UNA REVISTA DIGITAL DE RELATOS Y POESÍA

En el título os dejo un enlace a una revista que se edita en papel, pero que se puede descargar en pdf. La edita un grupo literario de Vigo. Casualmente conocí a uno de ellos el otro día en mi restaurante.

lunes, 12 de octubre de 2009

SOBRE EL AMOR

PELIGROS DEL AMOR. SUFRIMIENTOS E ILUSIONES DE LOS ENAMORADOS

Esta, pues, es la venus que tenemos,
de aquí el nombre de amor trajo su origen,
aquella gota de dulzor de Venus
que en un mar de inquietudes ha parado:
porque si ausente está el objeto amado,
vienen sus simulacros a sitiarnos,
y en los oídos anda el dulce nombre.
Conviene, pues, huir los simulacros,
de fomentos de amores alejarnos,
y volver a otra parte el pensamiento,
y divertirse con cualquier objeto;
no fijar el amor en uno solo,
pues la llama se irrita y se envejece
con el fomento, y el furor se extiende
y el mal de día en día empeora.
Si no entretienes tú con llagas nuevas
las heridas que te hizo amor primero,
y haciéndote veleta en los amores
no reprimes el mal desde su origen
y llevas la pasión hacia otra parte.
Las dulzuras de Venus no renuncia
aquel que huye de amor: por el contrario,
coge sus frutos solo sin disgusto.
Gozan siempre las almas racionales
de un deleite purísimo y seguro,
mejor que los amantes desgraciados,
que al mismo tiempo de gozar fluctúan
sobre el hechizo de su amor incierto.
So saben do fijar ojos y manos;
aprietan con furor entre sus brazos
el objeto primero que agarraron,
le molestan muchísimo, y sus dientes
clavan cuando le besan en los labios,
porque no tienen un deleite puro;
secretamente son aguijoneados
a maltratar aquel objeto vago
que motivó su frenesí rabioso:
pero Venus mitiga los dolores
gozando del amor suavemente,
y con blando placer las llagas cura.
Pues los amantes tienen esperanza
de que aquel mismo cuerpo que ha inflamado
su pecho en amor ciego, puede él mismo
apagar el incendio que ha movido;
pero se opone la naturaleza;
y es la única pasión de cuyos goces
con bárbaro apetito se arde el pecho;
pues el hambre y la sed se satisfacen
fácilmente por dentro repartidos
bebidas y alimentos en los miembros,
y se pueden pegar a ciertas partes.
Pero un semblante hermoso y peregrino
sólo deja gozar en nuestro cuerpo
ligeros simulacros que arrebate
miserable esperanza por los aires.
Así como un sediento busca en sueños
al agua ansiosamente, y no la encuentra,
para apagar el fuego de su cuerpo,
y sólo da con simulacros de agua,
y con vana fatiga de sed muere
bebiendo en un río caudaloso;
del mismo modo engaña a los amantes
Venus con simulacros: ni la vista
de un cuerpo hermoso hartura puede darlos,
ni quitar de sus miembros delicados
alguna parte pueden con sus manos
que inciertas manosean todo el cuerpo.
En fin, cuando sus miembros enlazados
gozan el fruto de la edad florida,
cuando el cuerpo presagia los contentos
y a punto Venus de sembrar los campos,
los amantes agárranse con ansia,
y juntando saliva con saliva
el aliento detienen apretando
los labios y los dientes; pero en vano,
porque de allí no pueden sacar nada
ni penetrar ni hacerse un mismo cuerpo;
al parecer son éstos sus intentos,
Venus los junta con ansiosos lazos
cuando en el seno del placer sus miembros
en licor abundante se derriten
conmovidos en fuerza del deleite;
en fin, cuando la Venus recogida
de los nervios saltó, por un momento
el ardor violento se amortigua,
vuelve después con más furor la rabia,
buscando sin cesar tocar el blanco
de sus deseos; pero no hallan medio
con que puedan triunfar de su desgracia:
¡tan ciega herida errantes los consume!
Agrega a los tormentos que padecen
sus fuerzas agotadas y perdidas,
una vida pasada en servidumbre,
la hacienda destruida, muchas deudas,
abandonadas las obligaciones,
y vacilante la opinión perdida:
perfumes y calzado primoroso
de Sición, que sus plantas hermosea:
y en el oro se engastan esmeraldas
mayores y de verde más subido,
y se usan en continuos ejercicios
de la Venus las telas exquisitas,
que en su sudor se quedan empapadas:
y el caudal bien ganado por sus padres
en cintas y en adornos es gastado:
le emplean otras veces en vestidos
de Malta y de Scio; le disipan
en menaje, en convites, en excesos,
en juegos, en perfumes, en coronas,
en las guirnaldas, pero inútilmente;
porque en el manantial de los placeres
una cierta amargura sobresalta,
que molesta y angustia entonces mismo;
bien porque acaso arguye la conciencia
de una vida holgazana y desidiosa
pasada en ramerías; o bien sea
que una palabra equívoca tirada
por el objeto amado, como flecha,
traspasa el corazón apasionado
y toma en él fomento como fuego;
o bien celoso observa en sus miradas
distracción hacia él mirando a otro,
o ve en su cara risa mofadora.
Si en el amor feliz hay tantas penas,
innumerables son las inquietudes
de un amor desgraciado y miserable:
se vienen a los ojos tan de claro,
que es mejor abrazar, come he enseñado,
el estar siempre alerta, y no dejarse
enredar en sus lazos; pues más fácil
es evitar las redes, que escaparse
y de Venus romper los fuertes lazos
cuando el amor nos tiene ya prendidos.
Y aunque fueras cogido y enredado
podrías evitar el infortunio
si tú mismo no fueras a buscarle;
si primero los ojos no cerraras
sobre todos los vicios de su alma
y sobre los defectos corporales
de aquel objeto por quien sólo anhelas:
ciega por lo común a los amantes
la pasión, y les muestra perfecciones
aéreas; porque vemos que las feas
aprisionan a los hombres de mil modos,
y hacen obsequio grande a las viciosas:
y unos de otros se burlan y aconsejan
el aplacar a Venus mutuamente
que los aflige con amor infame:
si es negra su querida, para ellos
es una morenita muy graciosa;
si sucia y asquerosa, es descuidada;
si es de ojos pardos, se asemeja a Palas;
si seca y descarnada, es una corza
del Ménalo; si enana y pequeñita,
es una de las gracias, muy salada;
si alta y agigantada, es majestuosa,
llena de dignidad; tartamudea
y no pronuncia bien, es un tropiezo
gracioso; taciturna, es vergonzosa;
colérica, envidiosa, bachillera,
es un fuego vivaz que no reposa;
cuando de puro tísica se muere,
es de un temperamento delicado;
si con la tos se ahoga y desfallece,
entonces es beldad descaecida:
y si gorda y tetuda, es una Ceres,
la querida de Baco: si chatilla,
es silla de placer; ¡nadie podría
enumerar tan ciegas ilusiones!
Pero demos que sea ella un hechizo
y que la haya agraciado Venus misma;
no faltan en el mundo otras hermosas,
y sin ellas pasamos. La hermosura
a las mismas miserias está expuesta,
y a las mismas flaquezas que la fea;
tenemos evidencia: y la infelice
por su hedor insufrible se sahuma,
de la cual huyen mucho sus doncellas,
y a escondidas dan grandes carcajadas.
Llorando, empero, el despedido amante
muchas veces adorna los umbrales
con flores y guirnaldas, derramando
perfumes en los postes altaneros,
a las mismas miserias está expuesta,
a quien si ya una vez introducido
un ligero olorcillo molestara
al entrar en la casa buscaría
al punto algún pretexto de alejarse;
se olvida de las quejas elocuentes
tanto tiempo pensadas, y se acusa
de mentecato por haber supuesto
en aquella mortal más perfecciones
que es justo conceder: muy bien lo saben
nuestras diosas: ocultan por lo mismo
estas flaquezas de la vida a quienes
desean sujetar de amor con grillos:
muy necias son en esto; porque puedes
correr el velo a todos sus misterios,
e informarte de todos sus secretos:
y si es de buena índole y modesta,
a mal no llevará que tú igualmente
veas y observes la miseria humana.

Lucrecio en "De la naturaleza de las cosas" Edt. Cátedra

jueves, 1 de octubre de 2009

UN PINTOR


Cuadro de Jesús Gómez Porto, un amigo de La Villa.