jueves, 22 de mayo de 2008

ELOGIO DE LA FILOSOFIA (Lucrecio)

...
pero nada hay más grato que ser dueño
de los templos excelsos guarnecidos
por el saber tranquilo de los sabios,
desde do puedas distinguir a otros
y ver cómo confusos se extravían
y buscan el camino de la vida
vagabundos, debaten por nobleza,
se disputan la palma del ingenio
y de noche y de día no sosiegan
por oro amontonar y ser tiranos.
¡Oh míseros humanos pensamientos!
¡Oh pechos ciegos! ¡Entre qué tinieblas
y a qué peligros exponéis la vida,
tan rápida, tan tenue! ¿Por ventura
no oís el grito de la naturaleza,
que alejando del cuerpo los dolores,
de grata sensación el alma cerca,
librándola de miedo y cuidado?
...
Así como los niños temerosos
se recelan de todo por la noche,
así nosotros, tímidos de día
nos asustamos de lo mismo a veces
que despavorir suele a los muchachos:
preciso es que nosotros desterremos
estas tinieblas y estos sobresaltos,
no con los rayos de la luz del día,
sino pensando en la naturaleza.

(Del libro II de "La naturaleza de las cosas")

No hay comentarios: