sábado, 8 de enero de 2011

Sobre la Libertad

No te di, Adán, ni un puesto determinado ni un
aspecto propio ni función alguna que te fuera peculiar,
con el fin de que aquel puesto, aquel aspecto,
aquella función por los que te decidieras, los obtengas
y conserves según tu deseo y designio. La naturaleza
limitada de los otros se halla determinada por las
leyes que yo he dictado. La tuya, tú mismo la determinarás
sin estar limitado por barrera ninguna, por tu
propia voluntad, en cuyas manos te he confiado. Te
puse en el centro del mundo con el fin de que pudieras
observar desde allí todo lo que existe en el mundo.
No te hice ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal,
con el fin de que —casi libre y soberano artífice
de tí mismo— te plasmaras y te esculpieras en
la forma que te hubieras elegido. Podrás degenerar
hacia las cosas inferiores que son los brutos; podrás
—de acuerdo con la decisión de tu voluntad— regenerarte
hacia las cosas superiores que son divinas. Pico
DELLA MIRÁNDOLA, Oratio de hominis dignitate.

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