viernes, 24 de febrero de 2012

POR COVADONGA Y LOS LAGOS

En el título os dejo un enlace a una colección de fotos mías.

martes, 21 de febrero de 2012

JEAN GUITTON

¡Que en el más pequeño esfuerzo de la voluntad esté presente todo el amor!
(De "Aprender a vivir y a pensar")

viernes, 17 de febrero de 2012

PEDRO BUENO



En el título os dejo un enlace a su página donde puede verse su trabajo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

MÁS ÉTICA

LA ILUSIÓN – La alegría de vivir
(Miguel-Ángel Martí García)

.... Tener el día por delante para diseñarlo como queramos es una aventura que se nos ofrece como una ilusión. Corremos el riesgo de fracasar. De convertir en una frustración lo que esperábamos fuera gratificante. Pero en ese riesgo precisamente está la aventura. Si conseguimos espantar el aburrimiento y la depresión nuestra conquista habrá valido la pena. Saldremos de ella más fortalecidos y con una renovada ilusión para hacer de “nuestro tiempo” un encuentro personal lleno de resonancias afectivas. No saber qué hacer es situarse en el ámbito del aburrimiento, de la angustia, del desencuentro. Dependerá de nuestra calidad de vida transformar el ocio en un espacio lleno de sentido. Dependerá también de nuestra capacidad de estar sin compañía, para que la soledad no se derrumbe sobre nosotros ahogándonos con su peso. Ser hombre es algo más que la capacidad de realizar unas actividades –también las profesionales-, ser hombre es hacer de la soledad un espacio abierto a la fecundidad. Estar siempre distraido con los otros es la forma más eficaz de no tenernos nunca a nosotros mismos. Es necesaria la ascética de la soledad para hablar de vida auténtica. Quien no sea capaz de pasar este rubicón –de la soledad- habrá de reconocer que al menos no ha conquistado la madurez humana. Ser hombre es resistirse a sí mismo encontrando sentido en este aparente no hacer nada, donde emerge espontáneamente la cuestión humana: es decir, el sentido de mi vida. Es curioso que sea en esos momentos libres de imperativos, en los que el hombre se siente más suelto, cuando surjen en su horizonte preguntas de envergadura filosófico-existencial. El trabajo con su rutina, con su exijencia, puede –no siempre es así- alienarnos y dar un cierto automatismo a nuestra vida, haciéndola más o menos vivible. Sin embargo, cuando la ocupación deja paso al ocio, éste, desembarazado de todo artificio, se nos muestra exigente en nuestros planteamientos vitales, y si no los hay se venga con un desfondamiento donde acuden la tristeza, la angustia y la depresión.

UN POCO DE ÉTICA

FORTALEZA Y OPTIMISMO (De Miguel-Ángel Martí García)
Del libro: El optimismo – Una apuesta necesaria

Nada que sea sustantivo ha sido regalado
al hombre. Todo tiene que hacérselo él.
(Ortega y Gasset)


Mantenerse optimista supone disponer de fortaleza interior para superar deportivamente las contrariedades; de no ser así nuestro estado de ánimo se viene abajo y con él nuestra actitud de dar una interpretación positiva a lo que nos sucede.
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Una manifestación clara de elegancia interior es omitir cualquier comentario que haga referencia a los contratiempos que cada día se nos presentan.
Debemos ser fuertes en nuestra debilidad, porque todos somos conscientes que la fragilidad forma parte de la condición humana. Por eso la fortaleza ha sido considerada como una virtud imprescindible para vivir. Fortaleza (pasiva) para no derrumbarse ante lo adverso, y fortaleza (activa) para emprender las tareas que nos competen.
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fomentar la fortaleza de ánimo para no salpicar las existencias ajenas de quejas (innecesarias y desafortunadas) y dar, en cambio, por descontado que es necesario el esfuerzo para acometer las tareas a las que somos convocados.
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El primer esfuerzo que debemos realizar es fortalecer nuestro propio interior. Sin fortaleza interior poco se puede conseguir: confundimos entonces equivocadamente lo dificil con lo imposible, y de este modo nos consolamos, cuando lo que estamos haciendo es justificar nuestra debilidad, fruto casi siempre de la pereza y de un rechazo al sacrificio, y acabamos, por pueril que sea, echando la culpa a las estructuras. Con una fuerte disposición interior lo dificil puede hacerse realidad, pero sin ella lo que es relativamente fácil nos resulta inancanzable. El esfuerzo es el que nos salva de la queja y del desencanto, y a la vez es el que nos otorga autoestima y alegría.Nuestros éxitos y victorias nos remiten siempre en su origen a los esfuerzos –a veces muy grandes- realizados para conseguirlos. Únicamente alcanzamos lo mejor de nosotros en la medida en que nos exigimos.
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Nuestra fortaleza, como sucede con todas las virtudes, se va haciendo mayor en la medida que la ejercitamos, lo cual supone una actitud de rechazo a la pereza
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a veces estamos dispuestos –por pereza- a hacer muchas cosas antes que acometer la única que deberíamos realizar. La fortaleza, cuando se ejercita, no lo hace sola, también salen a su encuentro la constancia y la paciencia, que son las que garantizan la continuidad en el trabajo iniciado. Tener entereza de ánimo para emprender una tarea ardua es una decisión que nos dignifica, pero el hecho de finalizarla indica con mayor profundidad qué clase de persona somos.